NO TE RINDAS
Hubo un momento en el que la
noche parecía eterna y hoy todo eso parece tan lejano.
Hubo un momento en el que
nada de lo que hacías resultaba, cuando de pronto apareció la respuesta.
Hubo un momento en el que
dejaste de creer en el amor y de repente tu corazón, con más intensidad que
nunca, lo encontró de nuevo.
Hubo un momento en el que por
el desierto se esparcían tus palabras y hoy dan retoño sus semillas.
Hubo un momento en el que creíste
que era lo peor que te podía pasar y hoy agradeces tu destino.
Hubo un momento en el que
jurabas que no podrías pasar esa prueba y hoy es tan sólo un paso más.
Hubo un momento en el que
creíste que no podías hacer algo y hoy te sorprendes de lo bien que lo haces.
Hubo un momento en el que los
monstruos y los ogros intimidaban tu vida y hoy sonríes al ver cómo tus miedos
engrandecían sus sombras.
Un día nací, un día moriré, y
nada me llevaré aunque me haya pasado la vida ahorrando. ¿Estoy realmente viviendo
atesorando sin gastar para lo que me gusta?
Una casa está hecha de roca y
madera, y un hogar de amor y entrega. ¿Tienes un hogar o solamente una casa?
Si lloras por haber perdido
el sol, entonces no podrás ver las estrellas. Cuando viene la noche el sol se
va, pero las estrellas son visibles. ¿Estás llorando por lo ya pasó no
aprovechando la vista para ver lo que Dios quieres que veas?
Si toda tu vida es de
lamentos, entonces no tendrás tiempo para reír. ¿Estás separando tiempo para
reír y no estas malgastando todo el tiempo en llorar?
Nunca olvides que la vida es
más grande que tus miedos, que tu fuerza es mayor que tus dudas.
Aunque tu mente esté
confundida, tu corazón siempre sabrá la respuesta, y con el tiempo, lo que hoy
es difícil, mañana será un tesoro.
Rendirse es muy común en el
ser humano; existen ocasiones cuando deseamos bajar los brazos y partir o
descansar; no hacer más nada y dejarnos llevar por la corriente.
No rendirse significa luchar,
no dejarse abatir por la lucha, seguir de pie aunque estemos heridos y
continuar hasta doblegar aquello que nos aflige en el momento de la tentación
de rendirse. Sobreponerse a un fracaso, a una ingratitud, a una enfermedad o a
cualquier adversidad, es duro, pero vale el esfuerzo hacerlo, pues con ello nos
damos cuenta que dentro de nosotros existe un potencial que nos fue dado para
que seamos vencedores, pero ahora este potencial ha sido maximizado de tal
manera que somos más que vencedores.
No te rindas.
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